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Mi vida hecha ajedrez

[porque en el fondo nunca el peón se come al rey ]

abrazo celestial



Los días nublados son tibios y tienen olor a mate con pan amasado. Muy loco puede sonar, pero los días nublados me abrigan. Esas nubes, que parecen teñidas con grafito molido, me abrazan, y lo hacen a la par con mi avance. Me gusta eso. El abrazo es móvil, creo, y a diferencia de los abrazos normales, llenos de posesión física, no hay dosificación con la libertad. No hay necesidad. La vida de las nubes es corta, pero intensa. Por ahí va la cosa. Cuando el cielo se nubla, y no veo el celeste, me alegro. No hay depresión, nada que ver, es que soy del sur, y con eso digo todo lo que quiero decir. Hay cosas que nunca cambian.



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