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Mi vida hecha ajedrez

[porque en el fondo nunca el peón se come al rey ]

Falopa (cuando todo huele a mierda)


Falopa. Me la ofrecen muertos de la risa. Me la ofrecen cuando me sirvo un vaso de cerveza. Simple. Normal. A ver, ¿qué onda, loco? Como si jalar fuera comerse un completo extra mayo, extra palta, extra tomate. Como si el único riesgo fuera quedarse con la guata llena hasta el otro día. pff, Olvidate de todo, loco. - me dicen por ahí - De la mina, de los amigos, los problemas, la familia, la Uh,... todo, hueón. ¿Probar? Claro, dicen que hay que probar de todo en esta puta vida. Y por un par de segundos lo pensé. Te juro que lo pensé, y listo, dos lineas,... de pronto todo olía a mierda. Una mirada general y veía risas que no eran para mí. Amistades formadas – y ancladas – en base a ese polvito blanco. Y me dio asco. Y me dio risa. De hecho, creo que me reí. Son todos tan simpáticos conmigo. Son todos tan buenas personas. Me invitan con sus mejores caras, y me dicen “pero vamos”, con el mejor semblante. Y, como en las películas, las voces se tornan difusas. Y me tomé un sorbo de chela al seco y lo decidí. Me fuí.

- Ya, weón.
- ¿en serio Esteban?, pero ahí, piola. Otra jalaita ¿Aperrai?. Nos vamos un rato más. – y me golpeaba la espalda.
- En serio, loco. Vale, me largo.

Estas mierdas decadentes, me dije. Estas mierdas decadentes que me caen bien, seguí pensando. Dependientes. Desaparecen. Se pierden. Se tornan borrosas. Pero siguen ahí.

Salgo del local. Salgo y me siento tranquilo. Afuera el aire está frío, pero me gusta.

Camino, camino y camino.

Cuando estoy en la micro, pienso.

No voy a exagerar, no sé si me salvé de algo. No sé si todos sean una mierda, o la mierda sea yo. No sé nada en realidad. Cierta bohemia me queda grande. Cierta bohemia huele a caca. Pero creo, simplemente creo, que tomé una decisión que no deja de ser importante.


A ver si el tiempo, y mi propia historia, me dan la razón.


Aunque en algo tuvieron razón, por un segundo, me olvide de todo.




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