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Mi vida hecha ajedrez

[porque en el fondo nunca el peón se come al rey ]

¿Dónde quedaron los miedos?



Ya de a poco mis proyectos eventuales son visiones technicolors. Ya mis conversaciones de futuro tienen un cuerpo y una textura que, deseoso, quiero probar. El solo hecho de viajar fuera de Temuco me hace volver cargado de emociones y sensaciones. No me atrevería a definirlas, pero algo en el aire me baña de posibilidades y de fuerza para desarrollarlas. 8 horas, por dos, son el tedio que hay que pagar. Dos viajes interminables, con sueños espasmódicos e interrumpidos, es el tiempo detenido que me trae y me lleva al contrato que debo firmar. Vale la pena. Proyectarse en cuerpo y alma vale la pena. Pareciera que fue ayer que todo se escapaba de mis dedos. Pareciera que hacen unos días mi propia imagen se desprendía de las viejas paredes. En medio de lo intangible y lo transparente, en medio de ideas aladas y sonrisas robadas proseguí al unísono de mis latidos. Conglomerados y colecciones - entre otras cosas - que, a la sombra de lo inefable de mi léxico, se pierden en estas líneas testimoniales. No hay necesidad de demudar nada. No hay necesidad de eufemismos tampoco. Las condiciones prerrogativas no calzan con el terreno que piso hoy. La idea es luchar, no temer a las heridas. Las cicatrices a veces sientan bien, las perfecciones quedan grandes al humano. "- Acaso quieres morir sin cicatrices?" - o algo así - Dice Tyler en Fight Club. Tiene toda la razón.

Observo. Al caminar veo que los árboles están cargados de multi frutos a mi antojo - el parecido de fruto y futuro no debe ser casualidad -. Debo ser un agradecido de la vida, pienso, mientras mastico una vivencia sabrosa. El viento sopla a mi favor después de tanto tiempo de imprecisiones amargas. De hecho descubro que, quizás, nunca sopló en mi contra. Me doy cuenta que el crecimiento es algo que fluye, muy alejado a la obligación de los años, muy huraño de las metodologías, de las influencias. Eso tranquiliza. Aunque, siendo sincero, la displicencia de antiguas palabras me parecen algo crudas hoy... Exageración, sobresaturación, inmadurez, quién sabe. Cosas de la vida supongo.

El apoyo de quienes trepan mis árboles, el abrazo de quienes me ven con frío, el desprecio del sin sentido cotidiano, la amistad de los que están y estuvieron. A quienes alguna vez importé. Las fallas, las caídas, aciertos, las canciones, las películas, los libros. Todo ello me impulsa. Los nuevos días son el hoy. El árbol que crece, la cascada que rompe las rocas... el beso que entibia las bocas frías. El futuro que no se espera, el presente que vive y en sus horas se estrella. Pigmento invisible que dibuja caminos y gestos a mano alzada.

Como sea.

La única pregunta que se me ocurre al estirarme en las mañanas es "¿Dónde quedaron los miedos?" La única respuesta que se me ocurre al acostame... "Cagándose de susto, a la sombra de una impía seguridad”.

Un gusto, sin lugar a dudas. Un relajo al pensamiento.





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5:14 a. m., enero 09, 2012

El que no tiene miedo es idiota, inconciente de el peso del riesgo, el que entiende donde se mete y a pesar de todo se levanta y dice "yo voy a cambiar el mundo o me muero tratando" ese es valiente ¿me empiezo a vovler autoreferente o es cosa mía?

el miedo está donde la espada de damocles :P    



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